miércoles, 20 de enero de 2016

“EN BUSCA DE LA EDITORIAL ANHELADA”

Últimamente más de una persona me ha preguntado sobre el porqué no envío mis manuscritos a las grandes editoriales, o ya ni eso, a las medianas y pequeñas editoriales, y me refiero con lo de editoriales a las llamadas tradicionales.

            Quien me conoce sabe lo que recelo de la mayoría de editoriales, y sigo en el convencimiento de que o fichas por una realmente grande, o tendrás que seguir trabajando muy duro en promocionarte y hacerte un hueco, eso sí, haciendo que los mayores beneficios se los lleven otros.

            Pero no es el tema del que quiero hablar. El caso es que después recordar algo parecido que leí no recuerdo dónde, de alguna que otra amena charla y confrontar puntos de vista y experiencias con editores y escritores, he estado reflexionando sobre esa figura que tenemos en los altares y que denominamos editor, esa persona que en un momento dado tiene que decidir con un o un No sobre una obra.

            Como si fuese un cambiapieles de Juego de Tronos, trato de entrar por un instante en la mente de un editor, y lo primero que pienso es que antes de editor, soy un lector. Imagino que llegan cientos de manuscritos al año, de los que pocos, muy pocos, llegan a ver la luz.

            De ahí la enorme importancia que adquiere la forma en la que tu manuscrito llega a manos del editor. Creo que hay varios puntos que cualquier escritor que busque impresionar a una editorial, ha de seguir:

1. Corrige muy bien tu manuscrito. Sí, y esto es innegociable. Lo corriges tú, se lo das a alguien para que lo corrija también, y vuelves a corregirlo de nuevo antes de enviarlo. Ya sé que siempre se puede escapar una errata, pero trata por todos los medios que tu manuscrito no haga sangrar los ojos del editor en las primeras páginas.

2. Envía una carta de presentación correcta y breve. Con esto digo que no te explayes contando cosas innecesarias. Con nombre y apellidos, dirección, teléfono y mail casi que basta. Si eso, añade si has publicado más libros, pero ya. No pongas los tropecientos premios que tienes (los del ayuntamiento de tu pueblo, etc) porque no impresionarán, ni tampoco si has ganado algún premio de relevancia nacional (ya te conocerían). Tampoco digas a qué te dedicas ni a que personas importantes conoces. Eso no interesa al editor. Ah, y otra cosa que he visto por ahí… No pongas que tu obra está registrada en la Propiedad Intelectual… parecerás un desconfiado… Con que la tengas registrada (que es lo primero que se hace) es suficiente.

3. Procura ser humilde. Con un Les envío este manuscrito para su valoración. Gracias es suficiente. No pongas que sería un honor para ti formar parte de los autores de la editorial y cosas por el estilo. Tampoco digas que eres un superventas por tu cuenta, que te pareces escribiendo a tal escritor o que tu obra tiene semejanzas con otra ya conocida mundialmente. De verdad que no hace falta, un editor conoce muy bien el mundillo.

4. Envía tu manuscrito completo pero incluye un resumen en poco más de una página. ¿Por qué? Porque puede que lo mejor de tu historia esté al final pero que el editor abandone la lectura en la página veinte. Piensa que al editor no le va a importar que le destripes la historia.

5. Nunca digas que es el comienzo de una saga… Posiblemente no le interese. Es mejor que sea una historia cerrada pero que deje la puerta abierta a que el mismo editor piense podría tener una segunda parte. Así te aseguras tener más posibilidades de ser publicado, y si lo hacen, de que te publiquen una continuación.

6. Y por último, controla tu ego. Nos pasa a todos, nos creemos lo más, que nuestra obra será un Best Seller y aspiramos al premio Planeta, pero la realidad siempre es muy distinta. Asume que lo más probable es que jamás te contesten, y si lo hacen será con un Gracias pero no entra en nuestra línea editorial. Por tanto, no llames a la editorial, no las frías a mensajes ni las persigas por las redes sociales. No te harán caso por ser pesado, en todo caso, ocurrirá lo contrario.

            Pero como yo digo… por intentarlo no se pierde nada… pero hazlo bien. Suerte.


Fran Cazorla

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